No es que este cerca el fin del año, es más bien los acontecimientos que me van acompañando en este momento los que me hacen negarme a que la vida sea solo esto, me niego a seguir una rutina y tener un trabajo que me robe el alma, me niego a dejar que las personas que me rodean hagan tambalear mi mundo y a las personas que lo habitan. Generalmente este post terminaría así, pero me falta decir algo, me falta decir que hoy descubro que el trabajo duro y el esfuerzo no son necesariamente el camino directo a la realización ni al cumplimiento de mis sueños, también tengo que decir que mis sueños no están necesariamente en un plano tan mundano, ya que ante la realidad de la vida y la necesidad de cubrir las necesidades de mi familia, he decidido recuperar mi camino de lo espiritual, darle rienda suelta a mi relación con eso que yo llamo Dios y que ustedes pueden nombrar como les plazca. Hoy yo decido reencontrar los caminos de luz que hace algunos años todavía sentía con una gran sorpresa bajo mis pies y que al irme alejando no es que la vida haya empeorado en lo más mínimo, simplemente que mis posibilidades de paz, de equilibrio se han ido limitando hasta darme cuenta hoy que prácticamente ya no existen, que el equilibrio de mi vida no es tal y que en mi lucha por mantenerme para todos, no me está llevando a ningún lugar, anhelo tener un momento de verdadera paz , pero también poder encontrar la templanza para poder enfrentar la vida con más fuerza con todo el ímpetu que siento que se me escapa de a poco pero que me hace sentir claramente más débil. No es que Dios me haga ser mejor persona, es solo reencontrar el camino para ser mejor persona, para dejar de tener miedo y poder acercarme a Dios, si bien creo que El nos da las herramientas para lograr acercarnos, nosotros somos los que tenemos que realizar esta travesía e irnos “purificando” durante este trayecto.
Les comparto esto solo con el afán de ser más libre, de poder decirlo y de ser escuchado.