Te amé sin por qué, sin de dónde,
te amé sin mirar, sin medida,
y yo no sabía que oía
la voz de la férrea distancia,
el eco llamando a la greda que canta
por las cordilleras,
yo no suponía, chilena, que tú eras
mis propias raíces,
yo sin saber cómo
entre idiomas ajenos
leí el alfabeto que tus pies desnudos
dejaban andando en la arena
y tú sin tocarme acudías
al centro del bosque invisible
a marcar el árbol de cuya corteza
volaba el aroma perdido.
Pablo Neruda
te amé sin mirar, sin medida,
y yo no sabía que oía
la voz de la férrea distancia,
el eco llamando a la greda que canta
por las cordilleras,
yo no suponía, chilena, que tú eras
mis propias raíces,
yo sin saber cómo
entre idiomas ajenos
leí el alfabeto que tus pies desnudos
dejaban andando en la arena
y tú sin tocarme acudías
al centro del bosque invisible
a marcar el árbol de cuya corteza
volaba el aroma perdido.
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